jueves, 8 de noviembre de 2012

GADI-VEGAS


      Tras la marcha de Isabel II al exilio se abrió una nueva etapa ilusionante para Cádiz, la ciudad que había comenzado la sublevación que destronó a la soberana. En 1869 se presentó al Ayuntamiento un proyecto, uno más de los intentos de promoción y modernización de la ciudad que, en el siglo XIX al igual que en la actualidad, quedaron arrinconados y no llegaron a materializarse y de los que nos ocuparemos en próximas entradas.

            El promotor de este proyecto era  José de Grade y solicitaba la licencia municipal para “establecer en Cádiz un casino análogo al Kursaal de Hamburg y de la Casa de Conversación de Baden Baden”. El Ayuntamiento en un primer acuerdo del 28 de Septiembre quedó enterado y pidió al promotor más detalles de su oferta, pero quizás las turbulencias políticas de esos años impidieron que se avanzara en su realización. El caso es que en 1875 volvió el promotor a pedir el permiso anterior para ese casino y se comprometió a “levantar un palacio monumental con dependencia para teatro, salones para bailes y conciertos donde se oirían los artistas más célebres de Europa, (salones) para la lectura, para conversación, café, restaurant, todo decorado con lujo espléndido y digno de un centro de reuniones a la altura de las primeras capitales”. Como compensación ofrecía aportar el 15 % de los beneficios como donación al Municipio.   
            Aunque se acordó aprobar este proyecto en la sesión de 7 de Julio de ese año en una votación apurada por 13 votos a favor y 12 en contra, no se llegó a hacer realidad ese magnífico casino y Cádiz, ciudad de una gran tradición en los juegos de azar, tendría que esperar a la inauguración del Balneario Victoria para disponer de un local, si no “a la altura de las primeras capitales” si más digno de una ciudad que comenzaba su camino como destino veraniego turístico.

                                                           Del Archivo Municipal de Cádiz

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