En 1885 la Junta Directiva del Círculo Mercantil de Cádiz
promovió la creación de una Bolsa General de Comercio en la ciudad. Tramitado
el expediente por el Gobierno Civil, al amparo de una Orden del Ministerio de
Agricultura, Industria y Comercio de 28 de junio de 1886, dos años después
concluyó el mismo con los informes que se solicitaron a particulares y
corporaciones, que entonces formaban las denominadas fuerzas vivas de la ciudad
y que intentaré resumir.
El Círculo Mercantil consideró que era de vital interés
para la ciudad, ofreciendo su propia sede para la instalación inicial de la
misma y comprometiéndose a costear el proyecto arquitectónico de la sede
definitiva.
Los señores Aramburu Hermanos “en su opinión y en la de
los demás banqueros de esta capital” se mostraron favorables a la idea.
En el mismo sentido se expresaron los señores Moreno y
Quintana “consultados los demás comerciantes de la localidad”.
En cuanto al Ayuntamiento en su sesión de 30 de
septiembre de 1886 acordó sumarse al proyecto “por lo utilísimo y conveniente
que será para Cádiz la realización de tal proyecto”.
La Diputación Provincial en su sesión de 16 de diciembre
de 1886 acordó “elevar una exposición a la superioridad sumándose a tan general
deseo”.
El Consejo Provincial de Agricultura, Industria y
Comercio se adhirió “por unanimidad”, “conociendo la necesidad que existe de un
centro de contratación en esta Plaza subvencionado por el Gobierno y sostenido
por sus propios hijos” y esperando “los benéficos resultados que ha de producir
su realización”, pidió que se le aplicara la misma reglamentación que tenía la
Bolsa de Madrid creada en 1831 pero regulada en 1854.
En el mismo sentido, la Sociedad Económica Gaditana de
Amigos del País acordó en su reunión de 29 de enero de 1887 “adherirse a tan
importante proyecto” y dirigirse al Ministro “encareciéndole la necesidad que
tiene Cádiz del establecimiento de dicha Bolsa de Comercio”.
Por último emitió
su informe la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Cádiz, pero
lo hizo en sentido negativo. Conforme con el acuerdo adoptado en su sesión de 5
de febrero de 1887, manifestó su oposición al proyecto “porque las costumbres
de esta Plaza no exigen como otras un centro de contratación”, ni “se
concluirían anualmente en la Bolsa un número de negocios suficiente para
justificar su existencia por la poca extensión que ocupa la parte mercantil de
la Plaza” desconociendo “los grandes beneficios que podría aportar al
progresivo desarrollo de los intereses mercantiles y de todas las clases de
esta población”. Terminaba pidiendo al Gobernador que reclamara a los
partidarios de la idea que manifestaran la cantidad que estaban dispuestos a
aportar para la instalación de la Bolsa.
El Gobernador accedió a lo anterior, y ofició dirigirse a
los promotores de la Bolsa a que dijeran el importe de su aportación económica,
pero los oficios no llegaron a salir del Gobierno Civil, quizás la oposición de
la joven pero ya pujante Cámara de Comercio bastó para echar por tierra este
proyecto.
Lo que son las cosas, salvo el Ayuntamiento y la
Diputación Provincial, ya han desaparecido de Cádiz la mayoría de los
partidarios de la creación de la Bolsa, la Sociedad Económica, los banqueros y
casi casi los comerciantes. Sólo permanece pujante en su sede de Antonio López
la Cámara de Comercio que, quizás por pensar que sería una competencia a su
existencia, se opuso al proyecto.
Una vez más Cádiz perdió una oportunidad de contar con
una institución que la igualaría con las entonces principales capitales
españolas.
Las
cosas de nuestra tierra.
La antigua sede de la Bolsa de Madrid en la plaza del Ángel esquina a Carretas. |
Del Archivo Municipal de Cádiz.
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