Siendo
temas de actualidad tanto el próximo posible cambio en la Alcaldía de la ciudad
como la inminente celebración de la festividad del Corpus, que tiene una
tradición de siglos de colaboración entre los Cabildos municipal y
eclesiástico, publico estas notas sobre la primera celebración laica de esta
fiesta en Cádiz, en las que se observa que, a pesar de la firmeza en la defensa
de los principios laicos, no se falta en ningún momento al respeto entre ambas
corporaciones, ni se deja de prestar por el Ayuntamiento la necesaria
colaboración para el normal desarrollo de la procesión en su forma tradicional al
ser una celebración festiva más con un fuerte arraigo en la ciudad.
El 8
de Mayo de 1869, el Cabildo de la Catedral, se dirigió a la Alcaldía gaditana
porque: “Acercándose la Festividad del Santísimo Cuerpo de Nuestro Señor
Jesucristo, y habiendo sido antigua y piadosa costumbre de los Ayuntamientos de
esta Ciudad costear los preparativos y gastos de la procesión solemne”, el
Cabildo que representaba quería saber “si el Municipio de su digna Presidencia
está o no dispuesto a continuar en el asunto referido, la honrosa práctica de
todos sus predecesores”. Pero ni el Alcalde ni la nueva Corporación, que había
accedido al poder tras la Revolución de Septiembre del pasado año, querían al
parecer continuar con esa “honrosa práctica”.
Por lo pronto el nuevo Alcalde Rafael Guillén y Estévez,
que llevaba pocos meses en el cargo, llevó inmediatamente esta petición a
debate de la Corporación, que el 11 de mayo acordó “Que no está dispuesto a costear
los preparativos y gastos de la procesión del Corpus”.
Claro
que este acuerdo no impidió la colaboración habitual entre los dos Cabildos, dando
órdenes al Mayordomo municipal para que facilitara al Cabildo Catedral “los
tablados que se colocan para la procesión del Santísimo Corpus, las andas de
los patronos” así como los vestidos de los gigantes y cabezudos y los toldos que
cubrían las calles por donde trascurría la misma. Y por supuesto para que entregara
“la Custodia de la Ciudad, con todas las precauciones y seguridades con que se
acostumbra a hacerlo en años anteriores”. Por cierto que ese año la procesión
se suspendió el jueves a causa de la lluvia, celebrándose el domingo siguiente,
según costumbre de esa época.
También
como era costumbre la Alcaldía solicitó al Gobierno Militar que le diera el
permiso para extraer la arena de la playa de la Caleta “con el fin de que pueda
cubrirse la carrera de la procesión del Santísimo Corpus Christi”, operación
que se ordenó al “Sobrestante de la Limpieza Pública”.
Pero
además el 24 de mayo, cuando faltaban pocos días para la procesión, se convocó otro
cabildo para debatir “si en caso de pasar el jueves inmediato próximo por estas
Casas Consistoriales la manifestación Católica conocida bajo la denominación de
la procesión del Corpus se han de llenar o no los requisitos acostumbrados en
años anteriores”, que consistían en el exorno del edificio y en los toques de protocolo
por la campana del reloj municipal. Se produjo un debate en el que tomaron la
palabra, por los partidarios de no hacer ninguna demostración externa José
María Franco, fundándose en que era un acto de culto externo y que las Cortes
ya habían prescindido del principio de que la religión Católica fuese la del
Estado, además si se trataba de un acto de urbanidad con el Cabildo
catedralicio, éste meses antes, cuando pasó la Corporación municipal bajo mazas
delante de la Catedral “por las puertas del primer templo católico de esta
Plaza, asiento natural de aquel Cabildo, no fue saludado con la menor
demostración”. Por los partidarios de continuar con la tradición habló José
Morales Borrero, para el que estas demostraciones que se hacían al paso de la
procesión no suponían “que la Corporación Municipal tomaba parte en la festividad
religiosa” al contrario de lo que sí sucedía en los años anteriores. Puesto el
punto a votación, se acordó no hacer ninguna demostración externa por siete
votos contra cuatro.
Ni que decir tiene que este último acuerdo fue del agrado
de los republicanos gaditanos, recibiéndose en la Alcaldía diversos oficios
laudatorios. Como el del Club Republicano de Sixto Cámara cuyos socios “en
número de 400”, en una reunión al día siguiente, acordaron “dar un voto de
gracias a la Corporación del Ayuntamiento Popular por el acuerdo tomado…sobre
la conducta que debía seguir dicha corporación en las fiestas del Santísimo
Corpus Christi”. También se reunió el Club Republicano La Palma, quien “por
aclamación unánime de la gran concurrencia” dio “su voto de confianza por lo
bien que ha interpretado la idea libre cultista”. El Club Republicano de José
Moreno, “Situado en la Escuela de San Francisco”, o sea en el convento
desamortizado, dio otro voto de gracia a los concejales “que en la sesión del
24 acordaron no tomar parte en ninguna manifestación o función religiosa”.
La Juventud Republicana a favor del Ayuntamiento |
Más efusivo fue la asociación Juventud Republicana, que
en sesión pública “acordó por unanimidad dar un voto de gracias y felicitar a
esa digna Corporación por su criterio altamente libre cultista y por su
enérgica conducta y liberal actitud en las cuestiones religiosas de actualidad”,
y terminaba con esta consideración política: “El pueblo de Cádiz ve con
satisfacción que los dignos depositarios de sus intereses saben responder con
valor a las exigencias revolucionarias de Septiembre, Reciba ese popular
Ayuntamiento los plácemes de la Juventud Republicana de Cádiz y cuente con su
adhesión y simpatía”. Recibiendo la contestación en un acuerdo del día 1 de
junio en el que se daban “las debidas gracias por su fina atención y por la
satisfacción que le ha causado al Cuerpo Capitular que sus acuerdos en este
punto hayan merecido el aplauso de todos sus correligionarios“.
Por cierto que en la sesión del día 2 se acordó, a
propuesta de los concejales José María Duque, Enrique Bartorelo y Calisto
García “en vista de la cantidad que resulta de economía en beneficio de los
fondos de propios, por no haber tomado parte la Corporación en la festividad del
Corpus, y con el fin de que el pueblo pueda disfrutar de las citadas economías”
…”el reparto de una limosna de pan y carne a la citada clase, luego que lo
permita el estado actual de los fondos del Municipio”.
Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.
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