viernes, 27 de febrero de 2015

La capital a Jerez


            
           Unos de los intentos de dividir la provincia de Cádiz o de convertirla en la provincia de Jerez ocurrió al poco de instaurarse en España el régimen liberal, tras el fallecimiento de Fernando VII. 

          En junio de 1836, en unión con su Ayuntamiento varias, entidades jerezanas, la Real Junta de Comercio, la Real Sociedad Económica de Amigos del País y la Junta Municipal de Beneficencia, solicitaron que se fijara en esa ciudad la residencia del Gobierno Civil y de la Diputación Provincial. Remitidas estas peticiones al Gobernador Pedro de Urquinaona, éste se las envió al Ayuntamiento de Cádiz para que informara.

            No hemos localizado los escritos jerezanos, pero sí la contestación del Ayuntamiento gaditano que comenzaba diciendo “Esta Corporación ha examinado detenidamente las adjuntas representaciones…de Jerez de la Frontera, pidiendo a S. M. la Reyna Gobernadora se digne colocar en aquella ciudad la Capital de esta Provincia, y halla que las razones en que se fundan o son abultadas o de ningún valor al objeto a que se destinan”.

            Y continuaba “Que Cádiz es el verdadero centro político y económico de su provincia es una verdad tan innegable que las mismas autoridades de Jerez le oponen solamente el que se halla situada en un extremo de ella, y el peligro en que está de verse bloqueada o sitiada en tiempo de guerra. Extendiéndose esta provincia desde Sanlúcar hasta Algeciras y desde Olvera hasta Cádiz, si se atiende a la distancia material, tan en un extremo se halla Jerez como Cádiz; porque habiendo entre estos dos pueblos la distancia de 4 leguas, o sea dos horas de camino en tiempos bonancibles, y de 9 leguas en los tiempos borrascosos (diferencia que sólo aparece para los que vienen de los pueblos situados a la parte del norte), es claro que no reúne Jerez esa decantada circunstancia de la centralidad. Y en cuanto al peligro de un bloqueo o sitio, además de ser ciertamente remoto, si se diera el caso de que Cádiz se viera sitiado ¿en qué situación no debería estar ya la provincia para que las oficinas superiores pudiesen existir con seguridad en Jerez?”.

            Otro de los argumentos jerezanos era “Que el cerrarse las puertas en Cádiz al anochecer es un obstáculo para los traficantes y viajeros”.  A lo que se contestaba que “Como de noche nadie viaja ni trafica no cree el Ayuntamiento que este inconveniente tan ponderado sea de la importancia que se le supone. Además que la Real Sociedad Económica (se refería a la de Cádiz) tiene presentado un expediente para que se mantengan abiertas las puertas durante la noche y es muy probable que cuanto antes recaiga la resolución que es de esperar”.

            También alegaba Jerez que de trasladarse allí la capital “serían favorecidos los intereses de los demás pueblos de la Provincia no cree beneficioso para sus intereses el quela Capital se halle en una plaza mercantil” Para los munícipes gaditanos “Los intereses agrícolas de la Provincia deben ser promovidos por los Ayuntamientos respetivos de cada pueblo y por la Diputación Provincial, y nada hace al caso que los Vocales de ésta (los actuales Diputados Provinciales) residan en poblaciones mercantiles o agrícolas para que se interesen por el bien de los Partidos que representan”.

            Los solicitantes añadían que “el traslado del Gobierno a Jerez es el único medio de proteger aquellas poblaciones”, a lo que se oponía desde Cádiz que “mal podrán las autoridades de la Provincia proteger lo que las locales, únicas que conocen las necesidades de los pueblos dejen en abandono”. No importaba tanto la presencia de las autoridades provinciales en Jerez como el trabajo municipal, “los  expedientes bien formados y fundados en razones” que debían allanar los obstáculos y vencer las dificultades y trabas “para llevar los pueblos a la felicidad a que son llamados”.

            Por último el Ayuntamiento gaditano “No cree que Jerez pueda entrar en paralelo con esta ciudad en cuanto a la facilidad de las comunicaciones, no sólo con los pueblos limítrofes, sino aún con los demás de España y de Europa, facilidad que tanto influye en los acontecimientos, en el espíritu público, en las transacciones civiles y en los actos del gobierno de la Provincia. Ni menos en la comodidad de las posadas ni en la belleza y aseo de la población. Y confía que, no ocultándose al Gobierno de S. M. éstas y otras muchas razones de conveniencia pública que existen para conservar en Cádiz la capital de la Provincia, desechará las infundadas pretensiones de Jerez”.    

            Parece ser que este informe surtió efecto ante el Gobierno de S. M., ya que hasta el día de hoy la capital provincial administrativa continúa en su sede de la plaza de España de Cádiz. Pero, cabe preguntarse, ¿ante la misma pretensión, pasaría lo mismo ahora que los partidos gobernantes en Cádiz y en Jerez son los mismos? ¿O quizás ocurriría como con la creación de la Zona Franca de Sevilla, admitida sin protesta y hasta con complacencia por el poder municipal gaditano? No lo sabemos, aunque lo más probable es que todo dependería de la orden que les llegara desde Madrid.   

            Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.

            

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