Escudo del Grupo de Empresa de clara iconografía fascista. |
Para su descripción me guiaré por la Memoria 1952-1953
del Grupo de Empresa de esa factoría de la que extraeré los párrafos que
entrecomillo. “Corría el mes de Octubre de 1952 y ya en nuestra ciudad, tan
fiel a sus tradiciones, se hablaba con insistencia de las próximas salidas de
los coros y chirigotas. Esta próxima salida se haría para el mes de Febrero
durante los tres días de carnaval. Como esta manifestación folklórica gaditana
tiene sus principales adeptos entre las clases modestas, de ahí que un núcleo
de obreros se dirigiera al Grupo (de Empresa) en solicitud de que se estudiara
la posibilidad de organizar un coro en la factoría”. Deben ser sendas erratas que
en un folleto impreso por Salvador Repeto en 1953 se mencionen las palabras
“carnaval” y “obrero”, pero lo que consideramos imperdonable y denota el
marcado carácter fascista e ignorante de esta publicación es que considere como
“principales adeptos” de la fiesta a “las clases modestas”, sin hacer ninguna
referencia a los intelectuales que conforman la misma, a los filósofos, poetas
e historiadores que marcan sus pautas y nos ilustran sobre su sentido y su
significado en la vida y en la historia del pueblo de Cádiz. Claro que como era
durante el Fascismo a lo mejor estos intelectuales ni siquiera existían o, como
piensan algunos malvados, no se interesaban por el carnaval precisamente por
tratarse de una fiesta del pueblo, de esas “clases modestas” a las que por
entonces sus padres no les dejaban acercarse mucho.
Pero dejemos esta deriva seudo-cultural y políticamente
incorrecta para continuar con la descripción del coro. “Tres meses de
continuados ensayos de diez a doce de la noche, dieron por fruto un gran coro
de treinta y dos voces, que conjuntado por nuestra Rondalla fueron cuarenta sus
componentes, hábilmente dirigidos por el Encargado de Taller Gustavo Rosales
Márquez”. “La música fue original del veterano comparsista Maestro pintor de la
Factoría, Francisco Macías Quirce y las letrillas graciosas e irónicas las
compusieron Gustavo Rosales y Manolo Fornell, éste operario de Cerrajería. El
título que dimos a nuestro coro fue inspirado en la proyectada celebración del trimilenario de la
fundación de nuestra Ciudad y por ello…vestimos a nuestros “fenicios” con ricas
telas de moaré que llamaron la atención por su autenticidad en el tipo y lujosa
presentación”.
Aparte
de la ingenua referencia a la ¿inminente? celebración del trimilenario de la
fundación de Cádiz, la Memoria destaca el esmero en la presentación del tipo y
de la batea en la que saldría por las calles: “En nuestro afán de superación,
proyectamos que nuestros fenicios se presentaran en una embarcación y ésta fue
felizmente concebida por nuestro dibujante Casal, que triunfó ampliamente en su
realización. Felipe en Gálibos trazó sus plantillas, Rafael Armario dirigió su
construcción y la efectuaron nuestros afiliados Macías Marchante y Muñoz
García, Tomás Gil la pintó y Joaquín Enríquez Madera, sin elementos y con solo
unas planchas de cartón, construyó la cabeza del caballo mascarón de proa,
verdadera obra de arte”. Esmero que, según dicen, “implantaba una novedad en
los coros gaditanos ya que, por el coste que supone su organización, todos
salen en carros adornados ligeramente con guirnaldas de yedra y algún que otro
atributo alusivo al tipo que representan”. Esta “modestia” que se observa en la
exaltación de los simples artesanos choca con el actualmente compartido sentido
intelectual de la fiesta, que valora más los conceptos de modernidad,
compromiso y culto a la poesía ilustrada que engrandecen y hacen único nuestro
Carnaval.
Además
sorprende que, en una época oscura en la que todavía no había triunfado el
actual concepto de transparencia, se dieran las cuentas detalladas: “El coste
de los cuarenta vestuarios, alquiler de la carroza y caballerías, material para
la rondalla etc., se elevó a 21.403,75 pesetas, de las cuales 9.380,35 fueron
aportadas por el Grupo, recaudadas en anuncios, premio y subvención del
Ayuntamiento, venta de coplas y donativos y el donativo de la empresa fue de
pesetas 6.011,70”. El
coro sólo consiguió el tercer premio en el concurso del Falla, aunque según
esta Memoria “en honor a la verdad, el Jurado no estaba muy enterado de la
cuestión que le tocó enjuiciar”.
La carroza de la que alardeaban. |
Para
terminar, me permito finalizar con un trozo de una de las coplas que recuerdo
de memoria de este coro. Copla que, aunque estaba impresa en su libreto y la
cantaron libremente en el Falla y por las calles, debió tratarse sin duda de un
despiste de la feroz censura, ya que hace una crítica al estado de la entonces
llamada “Carretera Industrial” por la que acudían a su trabajo los “operarios”
que trabajaban en los astilleros y que vivían en el casco antiguo, la mayoría
en ese año en que apenas si se empezaban a levantar los primeros bloques en
Puerta Tierra, debiendo aclarar los “carburos” eran unas lámparas que se usaban
en esos años, por cierto que olían fatal, que se usaban en las minas por lo que
las podemos ver en algunas películas en blanco y negro (aclaración necesaria en
nuestros días).
“Esa hermosa carretera que llega a los
Astilleros,
por
la noche con carburos dicen que van los obreros,
y en
las mañanas de invierno, cuando caen dos chubascos,
llegan
a la factoría poco menos que nadando.
Que
les pongan un tranvía o que les dejen fletar un barco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario