sábado, 17 de enero de 2015

Cayetano del Toro


            Coincido plenamente con el pensamiento que anima a los impulsores de los actos del centenario del fallecimiento de Cayetano del Toro, un buen Alcalde hoy minusvalorado en beneficio de otros, de mandato más fugaz pero también más traumático para la ciudad como Fermín Salvochea, por lo que rescato estos dos acuerdos municipales relacionados con su obra científica,  profesional y humanitaria.

            En su sesión de 13 de octubre de 1870 el Ayuntamiento de Cádiz aceptó el trabajo Ensayo Oftalmológico de un joven Cayetano del Toro que el autor había ofrecido al Consistorio, “dándole las gracias y felicitándole por su magnífica obra”. En su escrito de ofrecimiento del Toro decía: “Nada vale en sí la obra pero, producto de un hijo de Cádiz ruego a sus legítimos representantes vean en esta pequeña ofrenda una débil expresión del cariño que su autor profesa al pueblo que le vio nacer”.

Ensayo Oftalmológico.

            Dos meses después presentó un proyecto para establecer “una Clínica Oftalmológica donde los alumnos de Medicina puedan estudiar esta importante especialidad, al mismo tiempo que los enfermos pobres reciban los cuidados gratuitos”. El Ayuntamiento en su sesión de 20 de diciembre “convencido de los beneficios que a la Humanidad y a la Ciencia aportará la instalación de un establecimiento de esta clase, cooperando a la realización de tan magnífica idea, prestándole apoyo moral y material y contribuyendo, en cuanto sus fuerzas lo permitan, a la creación de un establecimiento que hace honor a la proverbial cultura de Cádiz”, aprobó poner a su disposición “una de las salas del ex convento de San Francisco” para establecer en ella la clínica, aportar 8.000 reales para gastos de instalación “comprendidos el arsenal quirúrgico y todo el aparato instrumental”,  otorgarle una subvención anual de 4-000 reales y “autorizar que las recetas de las medicinas los enfermos de la Clínica que sean suministradas por la Beneficencia Municipal”. Todo ello para “prestar su ayuda y protección a tan útil y humanitaria idea”.    


            Era otra forma de servir y ayudar al pueblo sin tener que llenar la plaza de San Juan de Dios de tiros y de sangre y los penales de Santa Catalina en Cádiz y el Hacho en Ceuta con presos gaditanos.


            Del Archivo Municipal de Cádiz.

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