domingo, 29 de junio de 2014

UNA INDUSTRIA VICIOSA


 
Mucho vicio en unas cartulinas.
           
            Conocida es la fama que alcanzó en siglos pasados la industria gaditana de fabricación de naipes; las barajas gaditanas se impusieron en España y en América por la calidad y por el diseño de sus cartones, que llegaron a constituir un estilo propio conocido como  “a la gaditana” o “Cádiz”.

            Dado el auge de esta industria, en 1874 el Ministerio de Hacienda, con fines totalmente culturales claro, solicitó al Gobernador datos sobre las fábricas de naipes existentes en la provincia, la maquinaria y el personal que tenían, así como el número de barajas que producían.

            Por su contestación sabemos que en ese año existían en la ciudad de Cádiz cinco fábricas, El Venado, Los Dos Gallos, El Gallito, El León y Segundo de Olea.

            Respecto a la maquinaria que empleaban, las barajas se hacían “por  estampación a mano”, aunque cada fábrica disponía de “dos máquinas de cilindros laminadoras para satinar la cartulina y además un aparato bruñidor con el mismo objeto, todos movidos a mano excepto en la fábrica  de El León que han adoptado el movimiento por caballería”.

 En cuanto al personal que empleaban y el número de barajas que fabricaban por día laborable era el siguiente:

En El Venado trabajaban 9 hombres y 5 muchachos, que hacían  240 barajas diarias.

En Los Dos Gallos trabajaban 14 hombres y 15 muchachos que hacían 480 barajas diarias.

En El Gallito trabajaban 11 hombres y 4 muchachos, que hacían 360 barajas diarias.

En El León trabajaban 8 hombres, 5 muchachos y 5 mujeres, que hacían  240 barajas diarias

En Segundo de Olea trabajaban 22 hombres, 14 muchachos y 6 mujeres, que hacían 720 barajas diarias.

Se observa la continuación del sistema de trabajo tradicional de  los aprendices, los “muchachos” de la relación, así como una tímida  introducción del trabajo femenino.

Pero no todos los gaditanos estaban contentos con esta pujanza de la industria, o al menos con su publicidad, tres años después Benito Cuesta vecino de la calle Cristóbal Colón 17 denuncia el anuncio de madera que, con el rótulo “Fábrica de Naipes del León” y una carta gigantesca, se exhibía en la planta baja de la casa número 15 sede de esa fábrica, no sólo “por estar fuera de las condiciones del ornato público”, sino por “privar  de la vista al balcón” del denunciante.

Éste se queja de que antes no existía este problema, pues la finca 17 “estaba destinada a la venta de géneros” por lo que “los pisos altos no tenían otro destino que para dormitorio de los dependientes”, problema que ahora surgía por culpa de la  eterna crisis gaditana, “hoy, que por desgracia han desaparecido  de aquella calle  la mayor parte de estos establecimientos”. El Alcalde ordenó a la fábrica del Rey de la Selva que redujera las dimensiones de su anuncio “de modo que no avance a la vía pública más que las repisas de los balcones del principal”.

Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz 

No hay comentarios:

Publicar un comentario