Hace unas semanas vi pasar por las calles de Cádiz en
procesión la imagen del beato Fray Diego José de Cádiz. Al principio no le di
importancia porque supuse que se trataba de una manifestación más del mundo
cofrade, mundo que, según dicen es un mundo totalmente
distinto del mundo religioso; pero cuando vi que, además de una magnífica banda
de música, acompañaba o más bien presidía la procesión un religioso, comencé a
hacerme unas preguntas que ahora planteo.
Las ideas que en su día defendió ardientemente Fray Diego
José, entre ellas el origen divino del poder de los reyes y de las autoridades
civiles, la bondad de las supersticiones y la ignorancia popular, la
demonización de las ciencias, o la defensa de la esclavitud o la Inquisición,
ya no son defendidas por nadie dentro del Catolicismo. Han pasado algunos
siglos, muchas encíclicas y hasta un concilio, el Vaticano II acatado por
todos, al menos de palabra, y la Iglesia fue abandonando estas viejas ideas y
abrazando curiosamente otras más cercanas a las de la propia Revolución
Francesa que el Beato combatió toda su vida. No sólo por el sentir de los
tiempos, sino porque los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad, se
acercaban más al Cristianismo que las ideas reaccionarias y retrógradas que
defendió el capuchino gaditano.
Es indudable que este tema es ajeno a la cultura cofrade,
pero no debe ser ajeno a la cultura religiosa.
Por eso me pregunto, ¿qué sentido tiene que miembros de
la Iglesia Católica presidan públicamente en el siglo XXI una procesión con la
imagen del Beato Diego? Si comulgan con sus ideas, están en contra de la
doctrina de la Iglesia, que desde hace más de un siglo ya admitió por ejemplo
su compatibilidad con las Ciencias modernas o con el Liberalismo.
Pero además esta procesión se ha divulgado en los medios
locales, habrá llegado al conocimiento de todos los católicos de la ciudad, incluidos
aquellos que conocen y han estudiado algo la doctrina moderna de la Iglesia o, al
menos, la Historia de España, por lo que me sigo preguntando.
¿El Obispo de Cádiz no tiene nada que decir al respecto?
¿Habría hablado si, por ejemplo, las ideas de Fray Diego se hubieran defendido hoy
día por alguien en la prensa? ¿Su permisividad y silencio contrastan con las ideas
contrarias al capuchino del Papa Francisco? Ideas que por cierto chocan con la
praxis de una gran parte de la Iglesia de su Diócesis.
¿Ningún clérigo de la “culta Cádiz” tiene tampoco una
opinión sobre este culto? ¿Es que tienen miedo de expresarla? ¿Es que imitan a
los políticos y esperan a que el que manda se pronuncie para seguirle en su
misma dirección?
¿Y los intelectuales católicos? Al menos dos catedráticos
de nuestra Universidad publican artículos regularmente en la prensa local;
además uno de ellos está especializado en la época en que vivió Fray Diego. Ellos
si tienen una reconocida cultura religiosa y de la otra, junto con una plena libertad
de pensamiento como manifiestan en sus escritos. ¿Tampoco ellos tienen una
opinión formada? ¿No le dan importancia por ser una cosa de “capillitas”, propia
de una religiosidad popular que no tiene cabida en su mundo superior?
¿Tampoco tienen nada que decir los católicos cultos?
¿Dónde están? ¿Por qué dejan que la imagen pública de la Iglesia Católica provenga
sólo de las plumas de algunos habituales de las Cartas al Director de nuestro
Diario de Cádiz?
A
nadie, a nadie le ha resultado extraño, heterodoxo, o al menos extemporáneo,
este resurgir de la devoción por el Beato Diego de Cádiz.
Sin
duda se trata de un problema de falta de cultura, pero si tanta gente no ve
ninguna incongruencia ni tiene ninguna duda al respecto, ¿por qué tengo yo que
hacer estas preguntas? Y encima viviendo a dos pasos de la Capilla del Beato
Diego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario