Piedra ostionera en la Alameda. |
Con motivo de la desafortunada
intervención que se está realizando estos días en nuestras murallas, recordé
que hace muy poco un conocido arquitecto local hablaba de la piedra ostionera
con la que se habían construido las murallas de Cádiz, asignando esta categoría
en exclusividad a las que formaban el suelo rocoso de nuestra ciudad, lo que no
es exacto pues, además de las primeras y pronto esquilmadas canteras locales, a
partir del siglo XVII se fueron utilizando en su construcción piedras de los
siguientes lugares, que señalamos colocadas por orden de su dureza.
Piedra Palomera del Puerto
de Santa María, se deshacía con facilidad por lo que sólo se usaba para
molduras en la construcción civil y en edificios de viviendas militares.
Piedra de Rota, parecida a
la anterior aunque un poco más dura.
Piedra de Isla Paloma en
Roche, más consistente que las anteriores, se usó en la construcción de las
primeras murallas de la ciudad.
Piedra de Santi Petri,
también se desgastaba con facilidad con los cambios de temperatura, por lo que
se usó sobre todo en el arrecife o carretera desde Cádiz a la Isla de León.
Piedra de la Carraca, de
Santa Catalina en El Puerto y de Chipiona, tenía la misma composición que los
arrecifes marinos que aparecen con la marea baja; aunque sus materiales suelen
erosionarse con las arenas que llevan las olas, es la que se empleó en casi
todas las zapatas que sustentan las murallas.
Piedra de Roche, se extraía
de 3 o 4 canteras, era más compacta que las anteriores, aunque no tenía una
apariencia muy estética.
Piedra de Bolonia, también
se sacaba de varias canteras, era más compacta y más dura que las otras, pero tenía
la ventaja sobre las anteriores que se labraba muy bien.
Piedra del Jardal, que se
extraía de la cantera de ese nombre y de otra cercana a la playa de la Barrosa;
además de en las fortificaciones también se utilizó mucho en construcciones
religiosas como la Iglesia Mayor de San Juan Bautista de Chiclana, la Prioral
de El Puerto y la Catedral nueva de Cádiz.
Piedra de Barruecos, se
usaba para sillares como los de la Catedral, en casas particulares y en
edificios militares en tierra, pero no en las murallas porque se desconocía su comportamiento ante el agua del
mar.
Calizas de Santa Ana, que se
descubrieron en 1800 y se extraían de seis canteras por canteros que venían de
Málaga por existir allí otras similares; eran muy resistentes al agua, y se
usaron en caminos y escaleras de los recintos que se levantaron a partir de
esos años.
Salipez, era el granito de
las canteras de Chiclana y Vejer; considerado incluso mejor que le granito de
Madrid, pero su dificultad para labrarla hizo que sólo se usara esta piedra en
la muralla del Sur.
En resumen, aparte de los
ladrillos, la mayoría de las piedras que se utilizaron para levantar las
murallas de la ciudad no tenían origen gaditano, vinieron de Bolonia, Roche,
Chiclana y La Isla.
Del Archivo Histórico Provincial de Cádiz.
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