La procesión de Bercianos de Aliste |
Me he acordado de este pueblo al conocer la Semana Santa
de Cáceres, que tiene una fama similar de seria y austera. Lo de seria y
austera lo comprobé leyendo en el “Avuelapluma”, el “Viva Cádiz” cacereño, una
entrevista al Presidente de la Unión de Cofradías, el “Martín José” local. Este
señor alardeaba de la reducción de gastos de las cofradías “ha sido una
constante en los últimos años” y ¿en qué recortan? “por ejemplo, ya hay varias
que han optado por sacar las procesiones en silencio riguroso” y cita a alguna
que “sólo irá acompañada por un tambor”, tacaños. También nos dice que otras
“han modificado la forma de decorar los pasos, utilizando elementos mucho más
sencillos e incluso, en algunos casos, engalanándose con flores del campo”, por
supuesto sin contar con que su color sea el correcto para el paso de que se
trate, un disparate. Y en cuanto a los estrenos en los enseres nada de nada, si
hasta presume de que “Hay mayordomos que salen con varas de mando que datan del
siglo XVI…” Sobran las palabras.
Cuando vi la primera procesión, me confirmó la impresión
que saqué de la entrevista, pasos llevados a hombro, con cargadores que usaban las
maniguetas con el mismo desparpajo que algunos de esta tierra. Las músicas muy
discretas tocadas por bandas de hermanos muy sencillas, la mayoría de tambores
y cornetas, muy del siglo XX. En cuanto al cortejo, se ponía en marcha o se
paraba siguiendo las notas de un tambor solitario o el sonido de una campana. El cuerpo de acólitos y pertigueros carente de marcialidad, se notaba la falta de un entrenamiento adecuado, los penitentes,
o mejor dicho nazarenos, algunos descalzos con cadenas en los pies y con pesadas cruces
al hombro. Las varillas muchas de madera, no me extraña que fueran del siglo
que decía el Presidente, y encima tenían unos tacos de goma en las puntas… ¿Así
cómo pueden hacerlas sonar en las tapas de las alcantarillas? Imposible.
Pero la prensa anunciaba una novedad, una cofradía con un
paso que sería “portado por costaleros”. Para no perdérmelo elegí la céntrica calle
de mi paisano Moret, al que por cierto le acababan de colocar una lápida con
motivo del centenario, en agradecimiento a quien promovió las minas de fosfatos
que durante muchos años dieron trabajo a muchos cacereños, aquí también ponemos
plazas, pero sería impensable por ejemplo que le pusieran una placa a Horacio
Echevarrieta por mantener abiertos los Astilleros hasta 1947 y darle trabajo a
muchos gaditanos, esas cosas ni se nos ocurren.
La lápida de Moret |
La espera sosita, nada de bullas ni empujones, si alguien
quería pasar lo pedía por favor y luego daba las gracias, los espectadores tan
fríos y educados parecían paisanos de las dos japonesas que se instalaron a mi
lado provistas de sus correspondientes máquinas fotográficas; no se veía ni una
sillita, vale que ellos no las utilicen para las playas que no tienen, pero
¿allí no hay tiendas de chinos? Otra cosa que eché en falta fueron los frutos
secos, no pasó ni un carrito vendiendo nada, la gente aguantaba la llegada de la
procesión de pie y sin comer ni beber nada, debe ser que desconocen las virtudes
anti estrés de las pipas y las avellanas, resultado el suelo queda limpísimo
con lo que no se fomenta la venta local ni se estimula al Ayuntamiento para que
contrate a más personal de limpieza, así les irá.
La procesión con claros y negros, aunque abría el cortejo
una banda con uniformes de colorines que parecían copiados de los que animaban
en mi infancia las sesiones del “Circo Price instalado en las Cuestas de las
Calesas”, luego se volvía a los penitentes, digo nazarenos, descalzos con las
cadenas y las cruces, pero detrás venía el paso… Un paso kilométrico que
avanzaba alegremente por la calle Moret al son de una alegre marcha.
Lo
primero que noté fue la desproporción entre la longitud del paso y lo vacío que
estaba, Jesús, un romano y uno que podía ser Pilatos levantado, pues su silla estaba
detrás vacía. Pensé en cuan inteligente son estos cofrades cacereños, en una
ciudad en la que al parecer está mal visto realizar “estrenos” hacen un paso
grande para poder irlo rellenando poco a poco, así un año podrán poner a
Pilatos, sentado en un trono como Dios manda, con un águila dorada como el
pájaro que estaba en la pared del “Gavilán” de la plaza Cruz Verde hasta que lo
cerraron; otro año la mujer de Pilatos, la del sueño, otro el subsahariano de la
palangana, otro al menos a un soldado romano más, firme y de pié: meter un
caballo ya me parecería excesivo. En fin un verdadero programa de inversiones
cofrade con varios años por delante.
Un paso desaprovechado |
Tras
el paso la banda. Por su guión supe que procedía de Salamanca, por fin un detalle musical
digno. Aunque la primera impresión al verlos de lejos es que venía avanzando un
grabado antiguo que representaba una apertura de las Cortes con Isabel II y
todos sus generales, Espartero, Narváez, Serrano y unos veinte más, todos vestidos
con levitas negras orladas de pasamanería dorada y tricornios de corte clásico
del mismo color, impresionante; hasta las japonesas se emocionaron viendo la cantidad
de fotos que hacían.
Pero
lo mejor estaba en la marcha del paso, lo que podíamos llamar la asimilación por
la parte renovadora y progresista del pueblo de Cáceres de las nuevas tendencias en el mundo de la carga del siglo
XXI. Un paso casi vacío, movido por un nutrido grupo de costaleros cuyas
zapatillas y calcetines uniformes aparecían por los faldones del paso; una
marcha propia de una banda valenciana en días de traca, y esos costaleros que
impulsan al paso al ritmo de la música con movimientos alegres y valientes. Un
talibán de la calle Veedor quizás diría que los vaivenes que sufría el paso
eran algo excesivos, más propios de las calles del Cerro del Águila que de las austeras piedras cacereñas y que Jesús, Pilatos y el soldado romano bailaban más de la
cuenta, pero todo es cuestión de estética cofrade, ya los irán perfeccionando, sobre
todo con la incorporación al paso de nuevos personajes que hagan el paso más
pesado.
El
público con división de opiniones; algunos aplaudían como ven por televisión que
se debe hacer, otros callaban y ponían cara de no saber cómo comportarse. En
cuanto a mí ¿qué quieren que les diga? Me sentí embargado como el de la
Zarzuela por un sentimiento de orgullo y satisfacción al ver con mis propios
ojos un triunfo más del espíritu y de la cultura del pueblo andaluz, ya exportamos
nuestro estilo de carga a las cofradías de Cáceres…
Aprovechando
una parada de la procesión me marché con estos pensamientos y me volví para echar
una última mirada; las dos japonesas seguían retratando a los marciales músicos
salmantinos. No me extraña, más que músicos eran unos personajes históricos, con ese uniforme que envidiaría hasta el mismo Kiko Rivera para su cofradía trianera.
Kiko
Rivera, otro andaluz que triunfa en el mundo... Va a tener razón Canal Sur “la
nuestra”, somos la ¡Andalucía imparable! Por ahora llegamos hasta Cáceres, pero
pronto llegaremos a todo el E. E. (Estado español).
¿Con qué pueden pararnos? ¿Con mortajitas?
Que se vayan preparando los cofrades de Zamora.
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