jueves, 16 de enero de 2014

Los bienes de Doña María Cristina de Borbón


            No salían de la sorpresa en el Ayuntamiento de Cádiz cuando recibieron un oficio del Gobierno Civil en el que se decía que “para cumplir con la Circular del Ministerio de la Gobernación de 27 de agosto … sobre la detección de bienes de Doña María Cristina de Borbón,  ruego a V. S. se sirva informarme si, por virtud de sus datos particulares o consultando el padrón de riqueza pública le consta si en esta Ciudad existen algunos bienes de la propiedad de dicha Señora”.

            Esta Circular había dispuesto entre otras medidas “que la mencionada Señora, acompañada de su familia, salga inmediatamente del Reino” y “que se detengan y pongan en seguridad todos los bienes que a la expresada Señora y su familia correspondan en España”.

La contestación de la Alcaldía fue rápida, comunicando que “En la Contaduría Municipal no hay noticia ni conocimiento de que Dª María Cristina de Borbón posea bienes algunos en esta Ciudad”, en cuanto a los bienes que tuviera en la provincia se manifestaba que no eran de competencia municipal sino “de la Administración de la Hacienda Pública”.

Aunque alguna persona lectora pudiera pensar maliciosamente que este oficio tiene alguna relación con la actualidad, estas pesquisas ordenadas por el Gobierno desde Madrid, no son actuales sino de 1854 y se refieren a Doña María Cristina de Borbón. La viuda de Fernando VII, que también era su tío, la madre de Isabel II y la Regente del país entre 1833 y 1840, que tras enviudar se había casado en secreto con un Sargento de su Guardia de Corps. Exiliada durante la Regencia de Espartero, volvió a España para volver de nuevo al exilio en 1854 expulsada por el Gobierno que tomó el poder tras la revolución de ese año, exilio en Francia del que no volvería hasta la restauración de la Monarquía con su nieto Alfonso XII.

 La madre de Isabel II, a pesar de algunas actuaciones humanitarias como la ayuda en una epidemia de cólera que asoló a la población onubense de La Higuerita, que en agradecimiento cambió su nombre por el de Isla Cristina, se había ganado la antipatía popular por su matrimonio secreto, sus intentos de manejo de su hija la Reina y sus numerosas incursiones en negocios de todo tipo, incluido el tráfico de esclavos. 

En cuanto al Ayuntamiento de Cádiz, entonces como ahora regido por políticos sinceros y consecuentes, en cuanto conoció la noticia de su muerte en agosto de 1878, reinando ya su nieto, acordó rápidamente transmitir el pésame al Rey “por el fallecimiento de su augusta abuela”, “asistir a la Catedral a las honras fúnebres” y “que la campana del municipio acompañe a la de la Santa Iglesia Catedral en los dobles de honras por el alma de la Reina Doña María Cristina de Borbón”.

Para terminar esta entrada y desterrar posibles equívocos por razón del nombe y del primer apellido, acompaño esta foto que hicieron a Doña María Cristina en 1870 durante su exilio francés.
Doña María Cristina de Borbón

 Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz 

           

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