EL "CARRO MODELO" |
Los
problemas de tráfico han constituido una preocupación constante para los
regidores municipales gaditanos. Entre estos problemas no era menor el que denunciaba
en 1863 el Concejal B. de Sobrino y que a su juicio provenía de “los medios de
locomoción que se emplean en el interior de esta ciudad para el transporte de
mercancías y demás objetos”, en referencia a los carros, aunque su denuncia
sería aplicable a muchos camiones de nuestros días. Según el expuesto del Concejal
B. de Sobrino “no son adecuados para la estrechez de las calles de la población
ni están tampoco en armonía con la decencia y la comodidad de una ciudad culta”
y precisaba: “Estos deformes y toscos carros no sólo son un peligro para todos
los transeúntes que repetidísimas veces se ven atropellados en las calles, sino
que perjudican notablemente el adoquinado, deteriorando las esquinas y fachadas
de muchos edificios” y además “el exagerado ruido que producen no sólo es
perjudicial a la salud pública sino que por su trepidación violenta causan un
daño inmenso” a los vecinos.
Proponía la reducción de las medidas máximas que podían
tener los carros y la obligatoriedad de que se dotaran de llantas de madera, para
lo que el Ayuntamiento diseñaría “el carro modelo” al que deberían adaptarse
los demás para poder circular por las calles gaditanas.
La propuesta implicaba una reducción en las medidas
máximas autorizadas para las dimensiones de los carros, que en pulgadas pasaban
a ser éstas: “Largo del cajón, de 99 a 72, la Lanza de Tiro de 76 a 66, el
Ancho de 120 a 96 y el Alto de las ruedas de 67 a 60”; además el toldo sería
“de lona con aros de hierro o madera”, las “Llantas de encina o alcornoque” y
las varas o el “Tablado atornillado de quita y pon”.
Estas medidas del carro modelo se exigirían a los carros
nuevos y a los que se tuvieran que arreglar en los talleres por sufrir averías
o por estar ya deteriorados, aunque “la reforma de los carros de trasporte…
quedaría incompleta si continúan circulando por la ciudad los carros que
conducen las botas de agua conocidos vulgarmente con el nombre de máquinas, los
cuales tanto por sus grandes dimensiones como por el ruido que causan, son los
que más perjuicios causan en el pavimento de las calles y más molestias dan al
vecindario”. Al ser inevitable el uso de las “máquinas” para el trasporte del
agua sólo plantea que sólo pudieran circular “por el recinto” o camino que
rodeaba las murallas de la ciudad, y las calles que desde éste se dirigieran a
los puntos donde se descargaba el agua y que eran: “Calle de Plocia, Plaza de
los Pozos de la Nieves, de las Barquillas de Lope, de la Cruz de la Verdad y
otros sitios análogos que se crean conveniente por su proximidad al recinto”.
Pero esta propuesta para mejorar el tráfico y disminuir
el ruido del Concejal de Sobrino no fue aceptada por el resto de la Corporación
que eran, al igual que los actuales ediles, partidarios de mantener la ciudad
tan ruidosa como la que ahora padecemos.
Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.
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