jueves, 28 de noviembre de 2013

Un "artista" precursor.


                                               A Elena Santiago, coleccionista de “frikys” nacionales y extranjeros.

             La figura del tipo raro, maniático, estrafalario o simplemente majareta, en tiempos más modernos chalao o picao, ha existido siempre en Cádiz y en todas las épocas de su larga historia; si bien es cierto que en esta tierra, se ha mezclado muchas veces con figuras egregias de la picaresca como el caradura, cobista, sablista o mangante, todo ello mucho antes de que descubriéramos la existencia del maravilloso arte de saber trincar con elegancia en su faceta política, sindical o empresarial de fines del siglo XX y principios del XXI.

            Los que somos inexpertos en los canales por los que se consiguen las subvenciones públicas, o que simplemente somos envidiosos, nos resultan extraños los medios de que se valen algunos de estos personajes para obtener tan fácilmente subvenciones y ayudas, es el caso del artista que les cuento.  

            En 1876 el pintor gaditano Manuel Ruiz, deseoso de participar en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de ese año, se dirigió al Ayuntamiento solicitando una ayuda económica.

            Con anterioridad había escrito a la Diputación Provincial, mecenas en aquella época y también en ésta de “artistas”, solicitando que le costearan el viaje y estancia en Madrid, para lo que necesitaba la cantidad de 4.000 reales.

            La Diputación no le pudo contestar hasta que no se reuniese la Asamblea de la misma (el Pleno), pero a ruegos del solicitante, ya que “le era de todo punto imposible marchar a Madrid y que si no lo verificara enseguida quedarían fuera de la exposición los cuadros” por llegar fuera de plazo, la Comisión Permanente le “facilitó por vía de premio 600 reales”, quedando para más adelante la resolución sobre el resto de su petición.

Por ello se dirigía al Ayuntamiento pidiéndole una cantidad más modesta, otros 600 reales para viajar a Madrid a presentar las obras antes de que cerraran el plazo de presentación de las mismas. El Municipio accedió a esta petición y a nuestro artista consiguió que la Corporación municipal le subvencionara con los 600 reales que pedía.

            La cosa no tendría más importancia, si no conociéramos las dos obras que el pintor doblemente subvencionado iba a presentar en la capital del Reino y que presentamos con sus propias palabras.

            “Uno que representa la Catedral de Burgos hecho con cabello”.

“El otro representa un capricho, o sea un ramo de flores trabajado con Obleas de Goma”.

            Se trataba sin duda de un genio que se había adelantado a su tiempo, ya que pintar en el siglo XIX cuadros utilizando obleas de goma o cabello humano pudiera parecer extravagante, pero en cambio resultaría sumamente creativo e innovador en el mundo del arte pictórico del siglo XX o del que vivimos actualmente. 

A la vista de la naturaleza verdaderamente creativa y vanguardista de los cuadros del Señor Ruiz y ansioso por conocer el parecer de la crítica de esa época, he consultado un curioso “Catálogo Cómico-Crítico de la Exposición de Bellas Artes de 1876”; está escrito en verso y prosa por los Señores Granés y Vallejo, e impreso ese mismo año en la imprenta madrileña de F. Iglesias y P. García de la calle Conde de Barajas 1, en el que los autores sacan punta con unos versos satíricos a todas las obras que figuraban en la Exposición, señalando el número del catálogo, su título, su autor y su colocación en las distintas salas. De la crítica inmisericorde de los autores se salvan muy pocos artistas, uno de ellos por cierto el joven de 13 años Mariano Benlliure, del que auguran que llegará a ser un gran pintor, pero por ninguna parte aparece el pintor gaditano.  

            Esto quiere decir que, o bien el artista no viajó hasta Madrid, aunque cobrar sí que cobró o, lo que nos parece más probable, que en Madrid no le admitieron sus dos revolucionarias obras.

            En todo caso sorprende que ambas administraciones se aprestaran rpidamente a financiar la obra de este oscuro pintor del que no encontramos otra referencia, cuando por esos años comenzaban su carrera los magníficos artistas que recoge Fernando Pérez Mulet en su obra La Pintura Gaditana (1875-1931). Misterios de la política.

            Del Archivo Histórico Municipal

 

 

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