A
Elena Santiago, coleccionista de “frikys” nacionales y extranjeros.
Los que somos inexpertos en los canales por los que se
consiguen las subvenciones públicas, o que simplemente somos envidiosos, nos
resultan extraños los medios de que se valen algunos de estos personajes para
obtener tan fácilmente subvenciones y ayudas, es el caso del artista que les
cuento.
En 1876 el pintor gaditano Manuel Ruiz, deseoso de participar
en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de ese año, se dirigió al
Ayuntamiento solicitando una ayuda económica.
Con anterioridad había escrito a la Diputación
Provincial, mecenas en aquella época y también en ésta de “artistas”,
solicitando que le costearan el viaje y estancia en Madrid, para lo que
necesitaba la cantidad de 4.000 reales.
La Diputación no le pudo contestar hasta que no se
reuniese la Asamblea de la misma (el Pleno), pero a ruegos del solicitante, ya
que “le era de todo punto imposible marchar a Madrid y que si no lo verificara enseguida
quedarían fuera de la exposición los cuadros” por llegar fuera de plazo, la
Comisión Permanente le “facilitó por vía de premio 600 reales”, quedando para
más adelante la resolución sobre el resto de su petición.
Por
ello se dirigía al Ayuntamiento pidiéndole una cantidad más modesta, otros 600
reales para viajar a Madrid a presentar las obras antes de que cerraran el
plazo de presentación de las mismas. El Municipio accedió a esta petición y a nuestro
artista consiguió que la Corporación municipal le subvencionara con los 600
reales que pedía.
La cosa no tendría más importancia, si no conociéramos
las dos obras que el pintor doblemente subvencionado iba a presentar en la
capital del Reino y que presentamos con sus propias palabras.
“Uno que representa la Catedral de Burgos hecho con
cabello”.
“El
otro representa un capricho, o sea un ramo de flores trabajado con Obleas de
Goma”.
Se trataba sin duda de un genio que se había adelantado a
su tiempo, ya que pintar en el siglo XIX cuadros utilizando obleas de goma o
cabello humano pudiera parecer extravagante, pero en cambio resultaría
sumamente creativo e innovador en el mundo del arte pictórico del siglo XX o
del que vivimos actualmente.
A la
vista de la naturaleza verdaderamente creativa y vanguardista de los cuadros
del Señor Ruiz y ansioso por conocer el parecer de la crítica de esa época, he
consultado un curioso “Catálogo Cómico-Crítico de la Exposición de Bellas Artes
de 1876”; está escrito en verso y prosa por los Señores Granés y Vallejo, e
impreso ese mismo año en la imprenta madrileña de F. Iglesias y P. García de la
calle Conde de Barajas 1, en el que los autores sacan punta con unos versos
satíricos a todas las obras que figuraban en la Exposición, señalando el número
del catálogo, su título, su autor y su colocación en las distintas salas. De la
crítica inmisericorde de los autores se salvan muy pocos artistas, uno de ellos
por cierto el joven de 13 años Mariano Benlliure, del que auguran que llegará a
ser un gran pintor, pero por ninguna parte aparece el pintor gaditano.
Esto quiere decir que, o bien el artista no viajó hasta
Madrid, aunque cobrar sí que cobró o, lo que nos parece más probable, que en
Madrid no le admitieron sus dos revolucionarias obras.
En todo caso sorprende que ambas administraciones se
aprestaran rpidamente a financiar la obra de este oscuro pintor del que no encontramos
otra referencia, cuando por esos años comenzaban su carrera los magníficos artistas
que recoge Fernando Pérez Mulet en su obra La Pintura Gaditana (1875-1931). Misterios de la política.
Del Archivo Histórico Municipal
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