Las peligrosas caballas |
Aunque las caballas se vienen consumiendo en Cádiz al
menos desde la época de los romanos, no siempre su consumo se ha considerado válido
para la salud, su condición de “pescado azul” les hacía objeto hasta no hace mucho
de prevenciones y temores sin fundamento científico.
Esto
es lo que sucedió en 1844 cuando los pescadores Pedro Bravo, Juan Rodríguez y
José Camacho, “Patrones de esta Matrícula por sí y en nombre de los demás de su
clase”, se dirigen a la Alcaldía exponiendo que “desde la infancia se han
ejecutado en el exercicio de la mar” por lo que “se encuentran autorizados para
ejercer la industria de la Pesca de Caballas para abastecer a esta Población como
desde tiempo inmemorial lo tienen practicado con sujeción a las reglas de la
Policía Sanitaria”. Dicen “cuatro días han permanecido en la mar y con sumo
trabajo pudieron lograr una regular pesquera y observan que se les prohíbe con
todo rigor su venta, viéndose en el caso de arrojarlas por considerar sea
imposible su conservación”,
Como
esta prohibición “ocasionará la ruina no sólo de los firmantes sino de más de
mil familias que se ven estrechadas a este resurso para subsistir”, piden que se levante la prohibición ya que es
un pescado más barato que otros que consideran “azules”, “permitiendo la
entrada y venta de las caballas para consumo de tantos pobres que las compran
con mayor alivio que puedan hacerlo con los bonitos, atún, alborán y chocos,
todos pescados azules y de igual condición que aquéllas”.
El Alcalde pide que informe sobre la salubridad de la
caballa la “Academia Nacional de Medicina y Cirugía de Cádiz” que era el
organismo que anteriormente le había prevenido sobre los efectos perniciosos
del consumo de caballas para que se prohibiese. El 14 de junio llegó al
Ayuntamiento el informe solicitado, en él dice la Academia que cuando propuso
la prohibición de la venta de la caballa
“a pesar de lo sensible que le eran sus consecuencias”, fue “en atención a la
constitución atmosférica reinante, la cual produce inflamaciones agudas y
pertinaces de diversas especies en los órganos digestivos, capaces de originar
casos desgraciados” y remataba “el uso de la caballa cuando está mal preparada,
causa muy comúnmente erupciones agudas y su abuso cólicos pertinaces e inflamaciones
que terminan con la muerte, como desgraciadamente ha observado la Academia en
los años anteriores”.
Sin
embargo, por no estar seguros o ante la vista de las consecuencias sociales que
su informe negativo suponía, dan marcha atrás al observar que “de algún tiempo
a esta parte las influencias nocivas ceden” por lo que “tiene la satisfacción
de decir a V. E. que, si lo estima conveniente puede conceder el permiso que
solicitan los exponentes”.
Con lo que se pudieron volver a comer las caballas en
Cádiz.
Del Archivo Municipal de Cádiz
"Rectificar es de sabio", pero en la alimentación esto es muy común aún hoy en día, aunque actualmente lo que predomina son los intereses comerciales; yo he llegado a conocer momentos en que no se recomendaba el consumo, por ejemplo del jamón y el aceite de oliva; siempre ha existido el médico de turno movido por intereses que daban informes desfavorable.
ResponderEliminarPor cuestión de trabajo llevo tiempo sin visitarle, así que aquí estoy hoy leyendo, todo lo atrasado y disfrutando de sus posts.
Es un placer leerle.
Un abrazo.