domingo, 29 de enero de 2012

LA FUENTE DE SAN JUAN DE DIOS




            Hoy me permitiré contarles algunos datos sobre la fuente de San Juan de Dios, pero no de la fuente recién instalada, con luces y colorines que parece haber sido adquirida en una tienda de chinos, sino de la fuente que, situada aproximadamente en ese mismo sitio, alivió la sed de los gaditanos del siglo XVII.

            En el siglo XVII el principal suministrador de agua de la ciudad de Cádiz era el pozo de la Xara o de la Jara, situado en la plaza del mismo nombre, al parecer en la que siglos después sería conocida como Casa de Pemán por haber residido en ella hasta su fallecimiento este escritor gaditano, aunque en 1624 el Cabildo municipal advierte “Que junto al pozo de la Jara se ha abierto otro pozo y está más hondo que el de la Jara y llega a la greda y puede causar mucho daño y quitarle el agua”, por lo que el descubierto en la Casa Pemán bien pudiera tratarse de este otro pozo.

            El caso es que, ante la necesidad de instalar una fuente pública en la plaza de la Corredera, la Plaza Real, la de San Juan de Dios o simplemente la Plaza, pues con todos estos nombres se la conocía en aquella época, para atender a las necesidades de la población y de los usuarios del vecino puerto, en 1631 se acordó por el Cabildo “Que el agua del pozo de la Jara fuese a la plaza pública de la Corredera de esta ciudad y en medio de ella se pusiese una fuente con pilas y caños de donde todos se proveyesen de agua.”

Para la conducción se proyectó “hacer un caño” a través de los terrenos “que compró la Ciudad a Don Francisco Polanco que están cerca del pozo de la Jara”. Pero un Regidor municipal, el Capitán Lorenzo de Herrera Betancourt Capitán se opuso diciendo que él “había construido el pozo de la Jara con sus cañerías y fuente para la provisión de los vecinos”.

Alegaba sus dificultades en la explotación pues “en el verano sólo da agua desde la mañana hasta las 10 en que se agota y se cierra y a las 2 de la tarde en que se abre y saca agua hasta las 5 y se vuelve a agotar y cierra hasta el otro día”, y que se había gastado más de 5.000 Ducados, por lo que pedía que se le concediera la explotación de dicho pozo y de la nueva construcción “para llevar agua a la flota y por cañerías hasta la Plaza”.

Puesta esta petición a votación el Cabildo no la aceptó alegando sus detractores “que el pozo es público y concegil por haberse labrado en tierra pública y realenga sin tener licencia (el Regidor Betancourt) de Su Majestad ni de esta Ciudad”.

En 1685, ante la insuficiencia del caudal del pozo de la Jara, se acuerda traer las aguas del Convento de La Merced, y se dice en el acuerdo municipal que, “en caso de que aparezca agua mala, siempre se podrá destinar a todo uso de lavar y gasto de las cabalgaduras y en caso de necesidad para beber la gente pobre”. Una clara muestra del pragmatismo barroco municipal.

En 1695 se adornó la fuente con la estatua romana que hoy figura en el edificio consistorial, y en 2011 se volvió a construir otra fuente adornándola con elementos más artísticos y modernos que la vulgar estatua clásica que coronaba la anterior.

Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.


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