sábado, 17 de marzo de 2012

LIMPIEZA PÚBLICA EN EL CÁDIZ DE LOS AUSTRIAS


           La limpieza de las calles de la ciudad fue una constante preocupación en Cádiz, al menos desde principios del siglo XVII como vemos a continuación.

En 1613 el Cabildo municipal acordaba: “que se limpien todas las calles de la ciudad y se pague y se pregone que todas las personas y acarreadores tiren la basura y tierra, del vendaval al mar y los del barrio de San Francisco al campo”. Este “campo”. donde se debía tirar la basura, comenzaba a partir de la actual plaza de San Antonio, y se señalaba con unos postes,  multándose con 600 Maravedís al que tirara la basura en cualquier otro lugar.

            Años después por una Real Cédula se concede a Baltasar de los Reyes la limpieza de la ciudad “por la gran necesidad de las calles y las plazas de limpiarse“, y se señala “el impedimento que tienen las calles de esta ciudad para poder andar por ellas por el mucho lodo y suciedad con que se hayan”, este concesionario se obligaba a “tener a su costa ocho mozos y cuatro carros cerrados alrededor y los machos que fuera menester para tener siempre limpias y barridas las calles y plazas de esta dicha ciudad”.

Los vecinos pagarían al contratista 21 Reales de Vellón cada año y a cambio éste debía limpiar las calles “en todo tiempo de verano y de invierno desde la postrera casa del Campo Santo hasta los cuarteles de la Puerta de Tierra y desde al baluarte de San Felipe hasta Puerto Chico. En verano se han de barrer de noche desde San Francisco hasta la postrera casa de la calle Nueva y toda la plaza alrededor y calle de Juan de las Andas y los más días festivos como son los días de procesión general y después de barrida de noche se han de regar de día con botas de a 30 arrobas a uso de Madrid”.

Además de limpiar las calles tenía que hacer la recogida de la basura de las casas, aunque sus carreteros “no tendrán obligación de sacar el estiércol que se junta en las casas de los caballeros que tienen coches y caballos” y tampoco recoger “los cascajos de las obras que están en las calles” y para facilitar sus trabajo se ordenaba “que los vecinos no saquen la basura a las puertas de las casas, sino que se las entreguen a los carreteros”.

Como vemos, limpieza y riego de las calles, recogida domiciliaria de las basuras salvo el estiércol y los escombros de las obras, todo un servicio completo de limpieza urbana  que nos habla del cuidado que tenían con la ciudad los regidores municipales del XVII.

Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.
   




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