domingo, 5 de febrero de 2012

JUEGOS DE PELOTA





              (1613)                                                         (1915)

            Los ingleses que invadieron Cádiz en 1595 no eran hooligans del Manchester United, ni del Liverpool ni del Chelsea, y mucho menos apreciaban nuestro juego de pelota que en la calle de ese nombre y utilizando como frontón la muralla levantada en tiempos de Alfonso X, hoy ocultada por sus casas, practicaba la juventud gaditana del siglo XVII. Por eso en su breve estancia en la ciudad procedieron a incendiarlo dejando a los gaditanos sin poder practicar el único deporte permitido entonces a todo el estamento sociales.

            Tanto se sentía la falta de la práctica deportiva que a comienzos de 1613 el Cabildo municipal estimando que “Es conveniente que se repare el juego de la pelota” que se perdió “con el incendio del enemigo inglés”. Se perseguía “que abriéndolo se puedan ejercitar y entretener los caballeros, mozos y otras personas”. Es decir que era un juego accesible a todo el mundo, a los nobles, a la juventud, y a otras personas como podían serlo los soldados y marinos e incluso los esclavos que gozaban de una especie de libertad por cuanto trabajaban en la calle para sustentar a sus amos. Por ello se acordó repararlo a cargo del Ayuntamiento y arrendarlo poniendo una renta a pagar por el adjudicatario de 60 reales de vellón anuales.

            Pasados 302 años desde este acuerdo vuelve a rodar la pelota en Cádiz, pero esta vez son los británicos los que nos regalan un nuevo juego, ahora convertido en un sport o deporte  elitista y minoritario como todos los suyos pero que pronto se haría popular. Nos referimos al fútbol y a la creación en la ciudad del Club Deportivo de Cádiz, que nace con el objeto de “Fomentar sobre bases progresivas la afición al juego llamado Football, cultivando también otros deportes y todo aquello que pueda contribuir al desarrollo de la cultura deportiva en general”.

Este club admitía socios muy jóvenes a partir de los doce años y exigía para poder “tomar parte en los partidos”, además de pagar la cuota de socio, “llegar al campo antes de la hora señalada para el comienzo del partido” y vestir “el uniforme reglamentario” que consistía en “jersey de color rojo y blanco, pantalón blanco y medias negras con vueltas rojo y blanco”.

El espíritu deportivo gaditano sobrevivía a través de los siglos …

Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.





No hay comentarios:

Publicar un comentario