sábado, 3 de diciembre de 2011

CONTRA LAS CORTES DE CÁDIZ

Entre la multitud de publicaciones laudatorias sobre la obra de las Cortes de Cádiz y la Constitución que elaboraron, aparece este trabajo de Jaime Pastor Rosado que, rompiendo con este criterio general, se enfrenta a este texto constitucional en cuanto fruto de la ideología liberal burguesa, creado por y para una clase social determinada y que servía únicamente a sus intereses económicos, dejando fuera de sus supuestos beneficios a grupos sociales como los no propietarios, las mujeres o los esclavos. De ahí que a juicio del autor sobren las celebraciones de este texto por cuanto representa el triunfo de los intereses de una minoría sobre los derechos de las mayorías. 

Una  primera observación es que nos sorprende este ataque por venir del lado que viene, acostumbrados a los ataques a la obra de las Cortes desde la historiografía y el pensamiento conservador o reaccionario que comenzaron desde los primeros debates y continuaron hasta ayer mismo con Pemán por poner un ejemplo casero, no abundan las críticas desde el lado opuesto del espectro político.

En cuanto a la obra, se trata de un trabajo serio, riguroso y profundo, y de una temática ideológica no apta para las mayorías lectoras, por lo que nos tememos que no tendrá demasiada repercusión en la ¿mediocre? vida cultural gaditana.

La principal crítica que se nos ocurre es que el autor, empapado de su aborrecimiento a la ideología liberal a la que incluso considera  incompatible con la democracia, pierde en parte la pespectiva histórica, ya que olvida el punto de partida y el de llegada. Por supuesto que el liberalismo era la ideología de la nueva clase burguesa, pero las viejas clases que comportaban la sociedad estamental del Antiguo Régimen no pueden considerarse defensoras de las libertades ni de los derechos de las mayorías. Aunque sea cierto que todas estas  libertades y derechos que proclamaban las primeras constituciones liberales eran en muchos casos palabras grandilocuentes vacías de contenido, no es menos cierto que gracias al sistema político liberal y a las libertades que el mismo propugnaba se fueron creando las condiciones que permitieron a las fuerzas sociales emergentes reivindicar sus derechos y modificar sus condiciones de vida.

En resumen un excelente trabajo, aunque no estemos totalmente de acuerdo con todos sus postulados, por el que felicitamos a su autor. 



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