miércoles, 1 de enero de 2014

Moret en Cáceres


Cáceres recuerda a Moret

            Este verano conocí al Profesor Pastor Villegas de la Universidad de Extremadura que había venido a Cádiz para documentarse sobre la figura de Segismundo Moret y Prendergast, el político gaditano que estuvo muy relacionado con la ciudad de Cáceres por la que fue declarado hijo adoptivo y donde existe una calle con su nombre. Pretendía montar en esa ciudad una exposición que contemplara las relaciones de Moret con Cáceres en el centenario de su fallecimiento.

Esta Navidad he podido visitar esa exposición que recrea la participación de Moret en el desarrollo minero de esa provincia, potenciando la explotación de los yacimientos de fosfatos, que estuvieron activos hasta la aparición de los del Sahara, creando su poblado minero, hoy la población de Aldea Moret, y el ferrocarril hasta Lisboa.

En Cádiz apenas si se conoce algo sobre la vida y la obra de Moret, o de Castelar o del proscrito Mendizábal; son gaditanos desconocidos. Tan sólo he escuchado hablar con conocimiento sobre su obra jurídica al Decano del Colegio de Abogados José Manuel Jareño y Rodríguez Sánchez, aunque este personaje, Abogado y Catedrático de Hacienda con una larga trayectoria política en la que fue varias veces Ministro y Presidente del Consejo hoy del Gobierno, diseñó e impulsó numerosas reformas institucionales como la abolición de la esclavitud, los proyectos de autonomía para Cuba y Puerto Rico o la creación del Instituto de Reformas Sociales antecedente del Ministerio de Trabajo.

Incluso el Ateneo de Madrid, del que fue Presidente, ha organizado un ciclo de conferencias con motivo de este centenario, aunque los rectores culturales de nuestra ciudad ni se han enterado, a pesar de que en el tríptico de la citada exposición figura el logotipo del Ayuntamiento de Cádiz entre los “colaboradores”.    

Creemos que la figura de Moret se merece algo más de su tierra natal que ser recordado cada Carnaval por los traslados de su monumento. Quizás el hecho de que fuera un político liberal, pero con un sentido práctico de la política y con una mentalidad social tan avanzada para su época que sobrepasa a casi todos los que hoy se consideran liberales e incluso a muchos de los que se hacen llamar socialistas, hace que su memoria y su obra política no sea defendible ni siquiera merecedora de recuerdo por aquello de que las comparaciones son odiosas.    

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