El Campo de Guía portuense |
La
noticia de este proyecto la comunica al Ayuntamiento de Cádiz un ciudadano que advierte que, si Cádiz
ya se había quedado fuera del progreso que suponía la nueva línea de ferrocarril
Jerez-Trocadero, que terminaba en la costa de Puerto Real y necesitaba de un
vapor para el transporte de mercancías y pasajeros hasta Cádiz, mayores daños
sufriría si salía adelante el proyecto de una nueva zona portuaria en Puerto de
Santa María.
En
su expuesto, tras alabar el nuevo invento que suponía el tren y el “cambio tan
gigante” que suponía “en el orden social”, pasa a denunciar lo que pretendían
los porteños: “La inmediata ciudad del Puerto de Santa María, creyendo ver su
ruina en el nuevo ferro-carril de Jerez al Trocadero, o tal vez impulsada por
el entusiasmo de algún individuo, está tratando las obras suficientes para
construir nada menos que una Dársena en lo interior de la población, con objeto
de que los buques lleguen a aquel continente haciendo inútil la Bahía de Cádiz “,
además resalta, como ha sucedido ahora, el apoyo gubernativo desde Madrid, “tratan
de que esas obras se entiendan como provinciales, cuando la necesidad si acaso
es puramente local. Los ingenieros del Gobierno se ocupan en el trazado y es de
presumir estudien los medios de llevarlo a cabo”.
Se pregunta
por las consecuencias para Cádiz “¿qué sería de la importancia de esta ciudad …
si a la construcción del ferro-carril que une la bahía de Cádiz con la ciudad
de Jerez se agregase la fabricación de
aquella Dársena en los Campos de Guía y plaza del Polvorista?”.
Aunque ve inapelable
el quedar excluidos del tren por razones geográficas, no podía saber que algunos
años después se levantaría la línea Sevilla-Cádiz, no piensa lo mismo respecto
a la creación del nuevo muelle portuense, “La ciudad de Cádiz al ver la
necesidad de los ferro-carriles y su situación topográfica, tiene que enmudecer
viendo la construcción del del Trocadero a Jerez, pero no así respecto a las
obras del Puerto de Santa María que, sin más objeto de engrandecer una
población que va a recibir mayores ventajas del ferro-carril citado que la
misma Cádiz, trata a toda costa nada menos que de llevar a su seno la
navegación”.
Terminaba
pidiendo al Alcalde que averiguara la certeza de esas obras y, si las mismas
pudieran “perjudicar los intereses de nuestra combatida población” se tomaran
por el Ayuntamiento “las medidas que el caso requiera para impedir los males
que pueda causar entre tantos como sufre la célebre Cádiz”.
No
acertó este ciudadano, ya que en el Campo de Guía no se construiría la temida
gran dársena, aunque si las bodegas que supusieron la riqueza del Puerto de
Santa María durante más de un siglo, como ha estudiado el archivero e
historiador portuense Javier Maldonado Rosso.
Así pues se
frustró esta polémica con la ciudad hermana, pero sorprende sus similitudes con
lo ahora acontecido, y como han continuado hasta nuestro días los mismos
sentimientos de abandono, decadencia, superación por otras ciudades de nuestro
entorno y ruina económica que albergaban los gaditanos del siglo diecinueve.
Del Archivo
Municipal de Cádiz.
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