Hacia los años sesenta del siglo XIX se desató en España, al igual que en el resto de Europa, una fiebre por los descubrimientos geográficos y por las expediciones exploradoras de las tierras todavía desconocidas, en nuestro caso hacia la vecina África. Será el vitoriano Manuel Iradier y Bulfy reconocido como el primer africanista y explorador español quien, animado por el explorador del Congo H. M. Stanley con el que compartía amistad y aficiones, realizó las dos primeras expediciones a las posesiones españolas de Guinea, en lo que hoy es Guinea Ecuatorial.
Iradier de joven había participado en su ciudad natal en la fundación de la que sería la primera sociedad africanista española, la Asociación Euskara Exploradora del África Central, creada en 1868 y conocida como “La Exploradora”, que se adelantó a la Sociedad Geográfica de Madrid, surgida en 1876 y a la Asociación de Africanistas y Colonialistas, nacida en 1885 como fruto del Primer Congreso Español de Geografía. Esta asociación reunía a profesores, marinos y militares como el propio Iradier que era oficial de Caballería.
En Bélgica Leopoldo II había creado en 1876 la Asociación Internacional para la Exploración y la Civilización en África, sociedad científica que dio origen a la compañía mercantil Societé Anonyme pour le Commerce du Haut Congo que fue la pionera en la explotación comercial organizada de las riquezas de ese continente. En las actividades de esta compañía se basó Joseph Conrad para escribir “El corazón de las tinieblas” su relato del entonces impenetrable y misterioso territorio africano, traducido como Apocalypse Now en su versión vietnamita y cinematográfica.
Dentro de este ambiente colonizador se produce la oferta que recibe el Ayuntamiento de Cádiz en 1880. Venía firmada por Francisco de la Rosa y Jesús del Valle que se decían directivos de “La Fe. Asociación Exploradora del África Central”, que desconocemos si se trataba de “La Exploradora” vitoriana, ya que su nombre no coincide ni los que la representan figuran entre los miembros de sus juntas directivas. Se decían dispuestos a tomar parte “en la moderna cruzada civilizadora que guían al continente africano a todos los pueblos cultos”, y que se disponían a “la colonización de un punto de la Costa Occidental de África” para lo que ofrecían instalar la sede de la asociación en Cádiz y coger la ciudad y su puerto como base de preparación y salida de sus expediciones. A cambio el Ayuntamiento gaditano debería aportar raciones de víveres y los utensilios que detallaba aparte por un valor conjunto de 15.000 pesetas; y además debía costear el alojamiento de los doscientos hombres de la expedición durante los quince días anteriores a su salida.
Esta solicitud no venía sola, le acompañaba un informe muy favorable y elogioso a ese proyecto que firmaba Vicente de Rivas que era el Presidente de la Sociedad Gaditana de Amigos del País.
Pero los munícipes gaditanos no aceptaron esta oferta, quizás por tratarse de una obra muy costosa para Cádiz, quizás por desconfianza hacia los promotores, o simplemente porque no tenían ninguna vocación de exploradores ni aventureros. El caso es que este proyecto no se llevó a cabo por lo que nunca sabremos si desperdiciaron una oportunidad de fomentar el desarrollo del muelle y la ciudad o evitaron un timo en las arcas municipales.
Del Archivo Municipal de Cádiz.
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