viernes, 13 de enero de 2012

De Philadelphia a "la playa de puntales".




Cuando John Robinson, Capitán del Bergantín "Independence" con bandera de los Estados Unidos salió del puerto de Filadelfia con rumbo a los puertos franceses del Mediterráneo, no sospechó que acabaría “anclado en la playa de puntales”. Corrían los años finales del siglo XVIII y España estaba en guerra con Inglaterra, los barcos británicos procuraban impedir el tráfico naval desde América hasta Cádiz, y los barcos españoles hacían otro tanto con los que se dirigían a Gibraltar.

Como sucedía en las guerras navales de esa época, junto a la flota regular actuaban los corsarios, paisanos que fletaban y armaban un barco a su costa y se dedicaban a apresar naves enemigas, recibiendo luego un porcentaje sobre el valor de los barcos apresados y de las mercancías que llevaban. Uno de esos corsarios españoles era Juan Serrano, quien con su barco el “Santa Anastasia” recorría el estrecho de Gibraltar a la captura de buques enemigos cuando se puso a la vista de su catalejo el “Independence”. Un barco con el nombre escrito en inglés, que llevaba una bandera todavía poco conocida, no podía ser más que inglés, por lo que procedió a apresarlo y a conducirlo a la bahía de Cádiz para cobrar su recompensa.

Robinson denuncia que “Juan Serrano detuvo al expresado mi bergantín en la boca del estrecho y lo condujo a la boca de este puerto”, manifiesta su intención de regresar a “Philadelphia”, y nombra al procurador isleño Benjamín Marquina para que lo represente en el pleito que se siguió en el Juzgado de la Real Junta de Presas de la Isla de León.

            No era éste el único barco que, creyéndole inglés, había sido apresado por los españoles. En iguales circunstancias se encontraban el “Hazem” que habiendo salido de Boston regresaba al puerto de Nueva York tras haber cargado azufre en Palermo y al que un temporal obligó a dirigirse a Gibraltar, y el “Forwel”, que habiendo salido de Biddeford en Maine fue apresado cuando, provisto de una Real Orden que lo autorizaba, se dirigía a Cádiz para llevar un cargamento de ropa hasta La Habana. Éste tras acreditar su nacionalidad pudo partir, no sin que antes su Capitán Agustín Stewen aprovechara su estancia en Cádiz para comprar y cargar a bordo 30 anclotes, anclas pequeñas fabricadas en La Carraca, así como un cargamento de toneles de tintilla, el vino de Rota tan afamado en esa época.    
                       
            Sacado del Archivo Hisórico Provincial de Cádiz

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