No se crean que los problemas de los proveedores para cobrar de los ayuntamientos sea una cosa nueva producto de la crisis. El Ayuntamiento de Cádiz posee una larga tradición histórica de retrasos en cumplir con los pagos de los gastos ocasionados en sus fiestas y jolgorios. Para no entrar en terrenos políticamente escabrosos, nos referiremos al Ayuntamiento de 1618 época en que, por mucho tiempo que lleven en política algunos concejales, no creo que por entonces estuviera ya en activo ningún miembro de la actual corporación.
En ese año el Cabildo municipal se había enterado que el Obispo quería sacar en procesión “la imagen de los milagros de Nª Sª del Rosario que está en la puerta de entrada a la ciudad a la Iglesia Mayor y a lo mejor no la vuelve”. Esto es, que el Obispo quería llevar la imagen hasta la entonces Catedral y el Ayuntamiento, que controlaba el cepillo de la puerta de las murallas, temía que el Obispo se quedara con esta imagen y con las numerosas limosnas que recibía por su fama de milagrosa. Los regidores o concejales acordaron autorizar el traslado provisional pero nombrando una comisión “para que vigile la vuelta”, y terminaba el acuerdo con esta frase “y si hace falta ya se hará una Iglesia para ella”, con tal de que no se la quedara Su Eminencia.
La procesión se hizo, la imagen retornó al poder municipal, pero al poco tiempo comenzó el rosario de proveedores solicitando que se les pagara el importe de sus servicios o suministros.
Piden que se les pague el cerero que había suministrado los cirios que se usaron en la procesión, el impresor Juan de Borja que había impreso papeles y carteles para la misma y también quien se presenta como “Jerónimo de Heredia, gitano”.
Éste en su escrito dice “yo serví en la fiesta y procesión que se hizo a la imagen de Nª Sª del Rosario con una danza de once personas de lo que no se me ha pagado alguna cosa”. Las procesiones, incluidas las del Corpus contaban con espectáculos profanos entre los que eran habituales grupos de danza, muchos de ellas compuestos por gitanos.
La petición del Heredia era justa, “Suplico a V. S. sean servidos de mandar se me libre lo que pareciese ser justo atento a ser pobre y tener que pagar su trabajo a los hombres que salieron en dicha danza”.
El Ayuntamiento en esta ocasión pagó y acordó se le libraran 100 reales, aunque por estar las arcas municipales secas, se libró para que los pagara Juan de Castro, el contratista adjudicatario de la carnicería municipal.
Suponemos que al día de hoy ya habrán cobrado el cerero y el impresor.
Del Archivo Histórico Municipal de Cádiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario