jueves, 22 de noviembre de 2012

UN SALINERO EN MADRID

Carroza del siglo XVIII


        En 1789 Don Santiago Carriola, Diputado del Gremio de Cosecheros de Sal, rinde cuentas ante la junta del mismo reunida en su casa de la plaza de San Antonio de los gastos ocasionados en su viaje a Madrid, comisionado por el Gremio para conseguir ciertos privilegios de la Corona para las salinas de Cádiz, Isla de León, Puerto Real y Puerto de Santa María.
Hay que señalar que como la corte seguía a los monarcas, no resulta extraño que nuestro comisionado tuviera que desplazarse a los lugares, “los reales sitios”, donde la familia real se marchaba a cazar o a pasar algunos días de descanso.
Estas cuentas nos ilustran sobre de los dineros que se necesitaban en el siglo XVIII para realizar gestiones burocráticas y palaciegas, en la corte madrileña como vemos a continuación en el detalle de algunas de las partidas.
 El viaje de Cádiz a Madrid del 7 al 19 de mayo le supuso un coste de 7.440 reales de vellón, incluidos 2.600 del alquiler del coche 2.600, 4.680 como pago a los cocheros y 700 de la “gratificación a dos soldados que nos custodiaron”.
La estancia en Madrid hasta final del mes de mayo costó 6.300 reales de los que “en casa, comida y criados” gastó 2.100 y 4.200 “por un viaje que hice a Aranjuez en coche de posta y posada durante ocho días”.
La estancia en el mes de junio resultó más gravosa ya que, aparte de los 4.800 reales gastados en casa, comida y criados, hizo dos viajes a La Granja donde estuvo 12 días en una posada que le costaron 5.860, más otros tres viajes a Aranjuez por otros 18 días en los que gastó 9.820 y por otro a El Escorial de tres días en que se gastó 1.830.
Además durante su estancia en Madrid alquiló un coche a 50 reales diario que le supuso 1.629 reales, con cocheros a los que pagó 4.680, y contrató a un escribiente a 12 reales diarios durante 181 días más otros 100 reales que le dio de gratificación.
La instrucción del expediente ante el Consejo de Castilla supuso “9.320 reales en Abogados, Procuradores y Escribanos”, más otros 2.600 reales “por pagos a agentes en Madrid y Sitios” y 2,820 a otro “agente” que percibía 20 reales diarios.
Como consiguió un Real Decreto que recogía las pretensiones de los cosecheros, aprobar para la cosecha de ese año 30.000 cahices” abonó el importe de su publicación en la Gaceta de Madrid que costó 560 reales.
Los costes del viaje de vuelta a Cádiz fueron 2.140 reales más otros 5.280 del “coche, cocheros y criados”.
El importe total de los gastos ascendió a 128.031 reales, en los que también se incluirían las “gratificaciones” o propinas, tan necesarias en las oficinas madrileñas para hacer la tramitación rápida del expediente.
Como quiera que en esas cuentas aparecían cantidades que quizás resultaban excesivas para esa época, resalta la necesidad de aparentar que se exigía en en entorno de la Corte para lograr los favores reales, como explica en este escrito que acompaña a la relación de gastos: “Espero que no tendrán por superfluos ninguno de estos gastos mediante a ser muy regular el que yo me portase con la comodidad, decencia y esplendidez que acostumbro y correspondía a mí propio y a la representación que hacía de un conjunto de sujetos de distinción, a quienes he tenido el honor de servir con tan conocida utilidad.”.
Así lo entendieron los cosecheros, quienes aprobaron las cuentas y repartieron su importe entre los 29 dueños de las 44 salinas con un total de  30.128 “tajos” en proporción a los “tajos” que cada uno tuviera.
Del Archivo Histórico Provincial de Cádiz.

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