miércoles, 14 de noviembre de 2012

EL CATÓN DE LOS ESPIRITISTAS GADITANOS

Sociedad espiritista cubana (Sagua) 
de la misma corriente gaditana del trípode.


              En 1857 vio la luz en Cádiz, considerada la cuna del Espiritismo en España pues ya en 1855 existía una sociedad dedicada a esta actividad en San Fernando, un opúsculo editado por la imprenta de Filomeno Fernández de Arjona, que firmaban Jotino y Ademar, “Luz y verdad del Espiritualismo” que llevaba este subtítulo “Sobre la esposición verdadera del fenómeno, causas que lo producen, presencia de los espíritus y su misión”.

            Aunque no era la primera publicación que se editaba en Cádiz sobre este tema, ésta fue una de las más divulgadas, ya que conoció otras dos ediciones en Gibraltar y en Uruguay al ser secuestrada la edición gaditana, según nos cuenta su historia en un excelente trabajo un investigador canario del Grupo Espírita de La Palma grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com.
            El texto cuya copia poseo corresponde a la edición que fue retirada en Cádiz, y gran parte del mismo se dedica a defenderse de los ataques y las burlas de los incrédulos y a justificar los fundamentos morales, religiosos y científicos de sus actividades “No se nos llame visionarios antes de oírnos. No se desate la incredulidad contra nosotros para juzgarnos de un modo desfavorable, sin haber formado un juicio, siquiera aprocsimado, de lo que ha de condenar con la risa del desprecio”. “¿Por qué ha de dudarse del fenómeno del espiritualismo, cuando tantos otros fenómenos se presentan al hombre en la misma naturaleza que Dios ha creado?” Se presentan como personas que no son “fanáticos ni utopistas” y que sólo buscan el bien “no nos anima otra idea que la del bien: queremos que la luz y la verdad penetre las oscuras tinieblas en que estamos envueltos”.
            Después pasa a explicar el medio que utilizan los espíritus para comunicarse con los hombres, el trípode de los palanganeros. “Pocos habrá que ignoren el modo de operar el prodigio del trípode. Sin embargo, para los que aun no lo saben, haremos algunas ligeras explicaciones. Dos o tres personas bastan para magnetizar y dar movimiento al trípode, y una vez en contacto con él, una sola, si concurren en ella las circunstancias que espresaremos después. Colócase una mano sobre la parte superior del trípode, evócase el espíritu, y cuando se levanta de un pie (el trípode, no el espíritu), es la ocasión para dirigirle las preguntas” y “para comprender lo que quiera decir, se numeran los tres piés con los números uno, dos y tres, a cada uno de los cuales corresponden nueve letras del alfabeto. Éstas se hallan numeradas también, para saber por el número de golpes la letra que el espíritu quiere indicar para formar las palabras”.
            El opúsculo terminaba con un cuadro que indicaba las letras que correspondían según el número de golpes que se daban en cada pie del trípode.
            Esta obra causó la indignación del Obispo Arbolí y la consiguiente actuación del Gobernador Civil retirando la edición completa, de uno de cuyos ejemplares requisados hemos extraído los párrafos anteriores.
                                   
                                                           Del Archivo Histórico Provincial de Cádiz
                       

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