miércoles, 18 de enero de 2012

BAILES PÚBLICOS



El baile era uno de los principales pasatiempos sociales del siglo XIX  y comienzos del XX. En Cádiz existía tal afición a  los bailes de máscaras que incluso en el Carnaval de 1835, en plena Guerra Carlista, el Gobierno de Madrid los autorizó atendiendo a que eran tradicionales en la ciudad, para que “en esta culta capital se disfrute de la diversión de las más caras en toda la libertad que sus sensatos moradores apetezcan”.

Aunque su lugar habitual de celebración eran los diversos teatros de la ciudad, también parecieron numerosos salones que se denominaban  “reuniones familiares” o “academias de baile”, que organizaban bailes públicos con permiso del Gobernador Civil. En Cádiz los más conocidos eran los del “Café Nacional” de Bartolomé López, los del “Café del Correo” de Pedro Durio y los que se celebraban en la Torre Tavira, donde estaba instalada la academia de baile de los profesores de música Santiago y Manuel Lepiani. En la provincia se celebraban bailes con permiso gubernativo en el café de la calle Larga esquina a Luna en El Puerto de Santa María, en el “Casino de San Fernando” de esta ciudad o en el “Café del Comercio” de Sanlúcar de Barrameda.

Además de los bailes comerciales, también surgieron asociaciones como la gaditana “Academia de Baile La Aurora”, creada en 1872 o el “Salón de Baile La X” que nace en 1909 en San Fernando. El reglamento de la primera limitaba su número de asociados a “cuantos sean suficientes para poder bailar cómodamente con sus respectivas parejas y llenar el salón sin que puedan incomodarse al tiempo de girar por el pavimento”, no permitía “el acceso de personas con nota desfavorable al salón, en el que debe reinar en todo momento el decoro y el respeto bajo la dirección del maestro de baile”, quien tenía autoridad para sacar del baile a las parejas que no cumplieran las normas, o a “los caballeros que no cesan de bailar cuando sus parejas se lo solicitan”.

Sacado del Archivo Histórico Provincial de Cádiz.

           

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